Se acompaña del rock para estudiar; le encanta leer, sobre todo ciencia ficción; le gusta dormir mucho; es aficionado del voleibol, la pelota y el fútbol y según manifiesta, en el pasado mes de julio vivió uno de los momentos más felices de su vida cuando ganó una medalla de bronce.
“Me siento muy satisfecho. Es una competencia muy fuerte para Cuba y este año las pruebas estuvieron bastante exigentes. El día 5 de julio se aplicó la experimental, con técnicas de última generación, a las que no estábamos acostumbrados; y el 7 hicimos el examen teórico, esta vez con once preguntas. En toda la etapa de preparación, nunca supimos de un examen aplicado en este tipo de Olimpiada y que tuviera tantas preguntas. En realidad, no esperaba medalla alguna.”
Así habla Juan José del Campo López, cuando se refiere al galardón que obtuvo en la 38 Olimpiada Internacional de Química, celebrada en Gyeongsang, Corea del Sur. El certamen le dio la oportunidad de compartir con estudiantes de otros países, conocer otras culturas y sobre todo medirse a sí mismo.
Su afición comenzó en 8vo grado, cuando vio la primera fórmula en la pizarra, aún así confiesa que en la Vocacional holguinera, su antigua escuela, integró el Grupo Élite de Química para librarse de otras actividades. Desde entonces participó en disímiles concursos como las Copas Tinajón, Santiago y Lenin, en esta última obtuvo el primer lugar en la más reciente edición; e igualmente alcanzó medalla de oro en otros dos Concursos Nacionales. A las Olimpiadas llegó con no poco esfuerzo.
“Nos hicieron siete pruebas, cada una con una parte teórica y otra experimental. Los dos que acumularan mayor puntuación participarían en las Olimpiadas Internacionales y los cuatro siguientes en las Olimpiadas Iberoamericanas, con sede en Portugal. A Corea fuimos dos, un estudiante de La Habana y yo.”
La preparación para el evento, según expresa, fue muy intensa, comenzó oficialmente cuando integró la preselección nacional y se trasladó al IPVCE Vladimir I. Lenin, en Ciudad de La Habana. Allí las sesiones duraban desde las 7 de la mañana hasta muy entrada la noche, con recesos sólo para las comidas indispensables. Durante ese período, fue muy útil la visita a centros como el de Radioquímica, el de Antígeno Sintético y otros laboratorios pertenecientes a la Facultad de Química de la Universidad de La Habana.
“Allí pudimos familiarizarnos con equipos muy sofisticados que sólo conocíamos por imágenes. Particularmente, estas visitas me gustaron muchísimo porque la parte de la Química que más me atrae es la experimental.”
La Olimpiada Internacional de Química, que se realiza desde finales de la década de 1960, es un evento individual, consta de dos exámenes, uno experimental y otro escrito, ambos enfocados a los temas de Química Orgánica, Química Inorgánica, Química Analítica y la Fisioquímica. Es realmente admirable que un cubano haya obtenido medalla de bronce en un evento de este tipo, donde los asiáticos poseen una tradición tan pródiga. Juan José se ubica entre los tres que obtuvieron medalla de América Latina junto a un brasileño y un argentino.
Además de la Química
“La Química es una parte importante de mi vida, y aunque no lo es todo, muchos de mis gustos están irremediablemente ligados a ella, por ejemplo, antes me encantaba leer, a Agatha Cristie, los cuentos de Harry Potter, pero desde que empecé en la Vocacional a participar en los concursos, todo lo que leo es sobre esa materia.”
Es además un seguidor ferviente de las ligas de fútbol, y ahora, el recuerdo del Mundial también quedará en su memoria, como otra experiencia de las Olimpiadas.
“El Mundial de fútbol lo viví allá. La final fue a las 4 de la mañana y todos estaban despiertos. Pude celebrar con mis compañeros italianos cuando ganaron, fue muy emocionante vivir esa experiencia.”
Es un apasionado de la Historia y la Biología, esta última le permitió entrar por vía directa, concurso, a la Vocacional. Con los idiomas tampoco le va mal: “Me gusta mucho el Inglés, sé hablar algo. Me ayudó muchísimo en las Olimpiadas en Corea, porque por error nos asignaron un traductor que no sabía español”.
Una de cal y otra de arena
“Para participar en cualquier concurso de Química, se debe ser muy minucioso y exquisito, se requiere de mucha concentración, pues es una ciencia de detalles. Hay que estudiar y prepararse muy bien.
“La Química me quitó el preuniversitario. Por todas las horas que tenía que dedicar al estudio, pasaba mucho tiempo fuera del aula, y casi no podía compartir con mis compañeros, pero ellos me apoyaban mucho, sobre todo cuando venía la etapa de las pruebas.
“Lo que más me dolió fue que por las Olimpiadas, no estuve para las pruebas de ingreso y la graduación. No pude despedirme y a algunos no los veré más.”
Al certamen le agradece la oportunidad de compartir con estudiantes de otros países, conocer otras culturas y otras formas de pensar. Con lo que sí no “ligó” fue con la picante comida coreana, por mucho que los anfitriones insistieran en sus propiedades para la salud.
Quien se define como una persona tranquila, tímida y común, es además el orgullo de la familia, pero ahora se encamina por las sendas de viejas pasiones.“Ya terminé el preuniversitario y me despedí de los concursos de Química, porque pienso estudiar Medicina. Mis padres son médicos y siempre quise serlo, ahora voy a tener la oportunidad de realizar ese otro sueño, aunque claro, la Química siempre va estar conmigo.”
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“Me siento muy satisfecho. Es una competencia muy fuerte para Cuba y este año las pruebas estuvieron bastante exigentes. El día 5 de julio se aplicó la experimental, con técnicas de última generación, a las que no estábamos acostumbrados; y el 7 hicimos el examen teórico, esta vez con once preguntas. En toda la etapa de preparación, nunca supimos de un examen aplicado en este tipo de Olimpiada y que tuviera tantas preguntas. En realidad, no esperaba medalla alguna.”
Así habla Juan José del Campo López, cuando se refiere al galardón que obtuvo en la 38 Olimpiada Internacional de Química, celebrada en Gyeongsang, Corea del Sur. El certamen le dio la oportunidad de compartir con estudiantes de otros países, conocer otras culturas y sobre todo medirse a sí mismo.
Su afición comenzó en 8vo grado, cuando vio la primera fórmula en la pizarra, aún así confiesa que en la Vocacional holguinera, su antigua escuela, integró el Grupo Élite de Química para librarse de otras actividades. Desde entonces participó en disímiles concursos como las Copas Tinajón, Santiago y Lenin, en esta última obtuvo el primer lugar en la más reciente edición; e igualmente alcanzó medalla de oro en otros dos Concursos Nacionales. A las Olimpiadas llegó con no poco esfuerzo.
“Nos hicieron siete pruebas, cada una con una parte teórica y otra experimental. Los dos que acumularan mayor puntuación participarían en las Olimpiadas Internacionales y los cuatro siguientes en las Olimpiadas Iberoamericanas, con sede en Portugal. A Corea fuimos dos, un estudiante de La Habana y yo.”
La preparación para el evento, según expresa, fue muy intensa, comenzó oficialmente cuando integró la preselección nacional y se trasladó al IPVCE Vladimir I. Lenin, en Ciudad de La Habana. Allí las sesiones duraban desde las 7 de la mañana hasta muy entrada la noche, con recesos sólo para las comidas indispensables. Durante ese período, fue muy útil la visita a centros como el de Radioquímica, el de Antígeno Sintético y otros laboratorios pertenecientes a la Facultad de Química de la Universidad de La Habana.
“Allí pudimos familiarizarnos con equipos muy sofisticados que sólo conocíamos por imágenes. Particularmente, estas visitas me gustaron muchísimo porque la parte de la Química que más me atrae es la experimental.”
La Olimpiada Internacional de Química, que se realiza desde finales de la década de 1960, es un evento individual, consta de dos exámenes, uno experimental y otro escrito, ambos enfocados a los temas de Química Orgánica, Química Inorgánica, Química Analítica y la Fisioquímica. Es realmente admirable que un cubano haya obtenido medalla de bronce en un evento de este tipo, donde los asiáticos poseen una tradición tan pródiga. Juan José se ubica entre los tres que obtuvieron medalla de América Latina junto a un brasileño y un argentino.
Además de la Química
“La Química es una parte importante de mi vida, y aunque no lo es todo, muchos de mis gustos están irremediablemente ligados a ella, por ejemplo, antes me encantaba leer, a Agatha Cristie, los cuentos de Harry Potter, pero desde que empecé en la Vocacional a participar en los concursos, todo lo que leo es sobre esa materia.”
Es además un seguidor ferviente de las ligas de fútbol, y ahora, el recuerdo del Mundial también quedará en su memoria, como otra experiencia de las Olimpiadas.
“El Mundial de fútbol lo viví allá. La final fue a las 4 de la mañana y todos estaban despiertos. Pude celebrar con mis compañeros italianos cuando ganaron, fue muy emocionante vivir esa experiencia.”
Es un apasionado de la Historia y la Biología, esta última le permitió entrar por vía directa, concurso, a la Vocacional. Con los idiomas tampoco le va mal: “Me gusta mucho el Inglés, sé hablar algo. Me ayudó muchísimo en las Olimpiadas en Corea, porque por error nos asignaron un traductor que no sabía español”.
Una de cal y otra de arena
“Para participar en cualquier concurso de Química, se debe ser muy minucioso y exquisito, se requiere de mucha concentración, pues es una ciencia de detalles. Hay que estudiar y prepararse muy bien.
“La Química me quitó el preuniversitario. Por todas las horas que tenía que dedicar al estudio, pasaba mucho tiempo fuera del aula, y casi no podía compartir con mis compañeros, pero ellos me apoyaban mucho, sobre todo cuando venía la etapa de las pruebas.
“Lo que más me dolió fue que por las Olimpiadas, no estuve para las pruebas de ingreso y la graduación. No pude despedirme y a algunos no los veré más.”
Al certamen le agradece la oportunidad de compartir con estudiantes de otros países, conocer otras culturas y otras formas de pensar. Con lo que sí no “ligó” fue con la picante comida coreana, por mucho que los anfitriones insistieran en sus propiedades para la salud.
Quien se define como una persona tranquila, tímida y común, es además el orgullo de la familia, pero ahora se encamina por las sendas de viejas pasiones.“Ya terminé el preuniversitario y me despedí de los concursos de Química, porque pienso estudiar Medicina. Mis padres son médicos y siempre quise serlo, ahora voy a tener la oportunidad de realizar ese otro sueño, aunque claro, la Química siempre va estar conmigo.”
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